octubre 10, 2006

EXCURSIÓN A LAS MÉDULAS


El día 8 de Octubre de 2006, domingo, hemos realizado una excursión a las antiguas minas de oro romanas en Las Médulas (León). Desde Salas y Oviedo, un nutrido grupo de socios y simpatizantes de Amisalas inició el camino hacia este extraordinario paraje, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997.
El comienzo de la visita fue en el Aula Arqueológica, donde se nos ilustró sobre el mundo astur, la conquista romana, la organización funcional de los trabajos de la explotación minera y qué medios técnicos se emplearon en ella, cómo fue la organización espacial y cómo fue el impacto minero sobre el paisaje....Asimismo, se nos orientó acerca de los diversos aspectos concretos de aquella explotación: sistema hidráulico, galerías, zonas de lavado, restos de los canales de evacuación...
Luego partimos hacia lo que fue la explotación minera, con el asesoramiento de una guía del Aula Arqueológica. Realmente, e independientemente de la vertiente histórica, cultural, tecnológica, etc. que nos relató y se pudo apreciar con lo que veíamos, la grandiosidad del paisaje conformado por la intensa y hermosa vegetación de la zona y las montañas horadadas por los trabajos de extracción, con las que contrasta armonicamente, es algo verdaderamente dífícil de encontrar en cualquier otro lugar. Las fotografías que reproducimos aquí apenas pueden hacerse reflejo de la realidad paisajística del lugar. Quien lo ha visitado sabe bien a que nos referimos.
La visita se amplió, por la tarde, al Monasterio de Santa María de Carracedo, cuyos orígenes se remontan al año 990, durante el reinado de Bermudo II, el cual donó la finca a unos monjes que huían de las incursiones de Almanzor y en la que construyeron un monasterio, el de San Salvador, del que ya no se conserva resto alguno. Este fue el origen de Carracedo que se convirtió en cabeza de una congregación con numerosas filiales en León, Asturias, Galicia y Zamora. Hacia 1203 la primera congregación ingresó en la orden francesa del Císter, lo que propició el cambio de denominación de San Salvador por Santa María de Carracedo.